- Humano Real
- Posts
- Si hay conexión, hastas las grandes ligas quedan chicas.
Si hay conexión, hastas las grandes ligas quedan chicas.
Dos historias reales sobre el poder de la conexión humana.
“No te lo van a alquilar porque los propietarios son un matrimonio mayor y no se lo quieren alquilar a jóvenes… y menos a uno de 18 años como vos.”
Eso fue lo que me dijo el dueño de una inmobiliaria sobre la calle Maure (entre Migueletes y Soldado), en pleno Belgrano.
(A ese tipo le decíamos Aristóteles. No por el filósofo… sino por el milloneta griego. Estaba color dorado los 365 días del año. Así fue como lo bautizamos con un amigo.)
Volví al día siguiente.
—Pibe, ¿no entendiste lo que te dije ayer? Son propietarios de casi 80 años. No quieren alquilarle a jóvenes.
Volví una tercera vez.
Una cuarta.
Hasta que le dije:
—Escúcheme… ¿usted quiere cobrar la comisión o no?
—Sí, claro que sí jovencito… ¿Qué insinúa?
—No pierde nada. Es lo único que le vengo pidiendo; que me dé su teléfono. Yo me encargo.
Me dio el número.
Llamé a Marcos Baisman y a María Rosa, su mujer.
Me presenté y los invité a tomar un café. Les dije que quería hablar algo puntual respecto a su departamento de la calle Olleros.
Aceptaron mi invitación.
Yo no fui a convencerlos de nada.
Yo lo que quería era conectar con ellos. Hablamos de todo; mis estudios, familia, gustos…
Y cuando conecté, recién ahí dije lo que Marcos necesitaba escuchar:
En un momento de la charla les dije algo simple, pero honesto.
—Les prometo cuidar su departamento como una madre cuida a su hijo recién nacido. Si, vivo solo y soy joven, pero responsable. No les voy a tirar fernet con Coca Cola en el techo, ni voy a llenar las paredes de vino porque hago fiestas en su propiedad…
—Ah, y los voy a invitar tomar el té una vez al mes, así vienen y ven cómo está la propiedad.
Sabía que eso era lo que un señor de casi 80 años necesitaba escuchar;
Tener tranquilidad.
Conclusión:
Me alquilaron el departamento.
Y al renovarse… chau Aristóteles, ¡ja!
No hubo más inmobiliaria, no hubo más comisión, no hubo más Aristóteles.
Fue directamente entre Marcos y yo.
————————————-
Segunda anécdota.
“Alejo, no pretendo que vendas nada los primeros tres o cuatro meses. Es un rubro nuevo para vos. No espero resultados.”
Eso fue lo que me dijo el CEO y dueño de una empresa, en uno de mis trabajos, durante mi estadía en España.
A la semana ya le estaba trayendo clientes.
Y no cualquier cliente: los de la competencia.
Porque no estaba vendiendo.
Estaba construyendo confianza real.
No iba a venderles nada.
No mostraba necesidad.
No sacaba los colmillos.
No hablaba de mi producto.
Lo único que hacía era ser y estar 100% presente para esa persona.
Con algunos hablábamos de negocios.
Con otros no. Y en situaciones puntuales, porque veía una foto de un trofeo de tenis por ejemplo al entrar a la oficina, nos pasábamos 30 minutos hablando de Roger Federer.
De su templanza. De la clase y elegancia de sus golpes.
Porque no iba a vender.
Iba a conectar.
Lo único que buscaba —y lograba— era conectar con esa persona.
Escuchar. Entender. Leer el clima. Generar vínculo real.
Sin agenda oculta.
Aclaremos algo.
Manipular no es persuadir.
Manipular —eso— lo hacen los HDP.
Manipular es vender gato por liebre.
Manipular es mentir.
Manipular es engañar para obtener un beneficio.
Persuadir es otra cosa. Es un arte.
Persuadir es acercar partes.
Es entender que toda negociación depende del acuerdo de voluntades humanas.
Es escuchar de verdad.
Es generar seguridad.
Es crear un “sí” claro.
Un sí que no deja dudas ni inquietudes.
Que solo deja certezas.
En estas conferencias no enseño a presionar.
Enseño a leer personas, a conectar intereses y a direccionar conversaciones
sin forzar, sin disfrazar, sin empujar.
Ahora, siendo 100% honesto, te voy a decir algo:
hay un motivo por el cual yo no me contrataría a mí mismo.
Y es porque todavía no juego en “las grandes ligas”.
Esa es una mirada muy típica de tercera dimensión (3D).
Compramos brillo ilusorio. Packaging. Cucardas.
Como si dar una conferencia en Google, Amazon o Mercado Libre
fuera el ticket automático a la validez.
La gente compra alpaca.
No siempre mira el resultado.
Si fueras mi cliente, te diría esto:
No necesitás más cartel. Necesitás más verdad. La presencia rompe puertas que el currículum no toca. Y cuando tu presencia es real, hasta las grandes ligas te quedan chicas.
Ahora…
así como te di un motivo por el cual no me contrataría,
podría darte varios por los cuales sí lo haría.
Pero eso no se explica. Eso se vive.
Eso es la Conferencia “Vender sin vender”.
Elegir por verdad, no por cartel.
Y animarse a apostar por experiencias profundas y reales,
aunque no vengan envueltas en papel dorado.
PD: fotos de la época.
PD2: Aún así, mi conferencia favorita sigue siendo “El éxito con estrés no es éxito. La vida sin paz, no es vida”.




