La alegría no se mide, pero factura.

Houston, tenemos un gerente.

Arranco con esto:

Carlitos Alcaraz se fue tres días a Ibiza con amigos… y después ganó Wimbledon.

¿Inmadurez?

¿Desconcentración?

¿O simplemente un humano real buscando alegría?

Mientras su coach, Juan Carlos Ferrero, rogaba que no vaya;

“Es que Carlos, no toca. No toca, y cuando no toca, no toca”.

Carlitos si tocaba, sólo que otra frecuencia:

la del disfrute, la del goce, la del vivir.

Y volvió con el alma cargada.

No con métricas. Con energía.

Ahora pensalo en una empresa.

¿Quién rinde más?

¿El que llega el lunes silbando con ganas y entusiasmado de estar ahí?

¿O el que se arrastra con desgano, desconectado, vendiendo con una voz que ya ni cree en lo que dice?

Las personas felices venden más.

Las personas alegres resuelven mejor.

Va esta bomba; El 83% de los empleados en el mundo no está comprometido con su trabajo y les gustaría irse a trabajar otra empresa. No lo digo yo, lo dice Gallup con los más de 1500 colaboradores entrevistados de más de cientos de diferentes empresas.

No es un problema de KPIs. La apatía no se soluciona con ratios, ni con una mesa de ping-pong o con frutas en la cocina.

Es un problema de humanidad.

Managers, líderes, dueños:

no necesitamos más rigidez estilo “Tío Toni Nadal”, que cancelaba una fiesta de cumpleaños porque “no tocaba” celebrar un sub15 que con 13 años Rafa había ganado… porque ninguno de los que ganaron ese torneo después triunfó en el tenis mayor.

Necesitamos otra cultura organizacional:

  • Que valore la emocionalidad.

  • Que entienda que desconectar también es productividad.

  • Que sepa que una empresa se puede levantar con propósito y con alegría.

Porque una persona contenta no necesita motivación externa.

Y una empresa feliz factura desde otro lugar.

Como te diré una cosa:

Voy a tu empresa. Pero no para motivar ni a pasar un powerpoint que terminan siendo una patada al paladar o peor, más aburridos que una reunión de consorcio.

¿A qué voy?

¿A dar tips a tu fuerza de ventas para vender más?

+ de lo mismo.

¿A hacerlos caminar sobre brasas?

+ brasas, + profit…

Mejor háganse un asado.

¿A hablar del Ikigai y “la mejor versión de ti mismo”?

Lanzo cada vez que escucho frases trilladísimas hasta el hartazgo y que no mueven la aguja, por no decir ni una neurona.

No pierdan el tiempo, la energía ni el dinero.

Voy a tu empresa a inspirar.

  • A través de charlas reales.

  • De conversaciones profundas.

  • De reflexiones incómodas que despiertan.

Porque la motivación es externa y se evapora.

Pero la inspiración nace desde adentro… y lo transforma todo.

Y si te soy honestamente crudo:

tus ventas, tu EBITDA o tu cash-flow no son mi prioridad.

(Por ahora, luego verás que sí.)

Mi prioridad es elevar la energía organizacional de tu empresa e inspirar a tus colaboradores.

Ahí está el secreto.

Porque lo + soft de lo + soft…

es lo + hard de lo + hard.

Si fueras mi cliente, te diría esto;

No hay nada más estéril que un equipo apático que solo cumple. Y no hay nada + rentable que un equipo alegre, entusiasmado y agradecido.

Moraleja;

La alegría no es un premio. Es un insumo estratégico.

Y el alma, cuando se enciende, también factura.

Acá podés ver una entrevista donde hablo más de esto. (Y si sentís que tu empresa o tu gente necesita otra frecuencia, escribime. Te leo con alegría.)