Ego en versión vegana.

Lo que muchos llaman virtud... a veces es solo miedo bien disimulado.

Arranco con esto:
A mí alguna vez me han llamado soberbio.
Y si observo, hay algo que no cierra: 
¿Qué parte de vos se siente con tanta autoridad como para etiquetar la soberbia de otro?

Porque sí… 

Porque para decirle soberbio a otro, también hace falta creerse superior.

¿O no es eso, también, una forma elegante de soberbia?
Más aún, para señalar a otro de soberbio, también hay que tener ego. 
Y no poco.

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No es casualidad que haya un capítulo que se llame El ego la mayor fuente de problemas
Lo puse ahí porque nuestro ego es una de las mayores fuentes de conflictos en nuestro diario vivir.

Porque es el ego el que no nos deja ser lo que somos. 
El que nos impide convertirnos en un Humano Real. 
El que necesita tener razón. O tener aprobación. 
El que vive en personaje… aunque ese personaje parezca lindo.

Un ego disfrazado de bondad, de espiritualidad, de soy buenito y hago servicio a los demás.

Yo ayudo al prójimo.

Pero a veces, si rascas un poquito… lo que aparece no es amor al prójimo: es necesidad de validación, miedo a sentirse vacíos, a no ser aceptados, orgullo disimulado. 

El ego no es solo el que se la cree. La timidez también es ego sólo que patas para arriba, pero es ego. Y te limita.

Es también el que se esconde para que lo quieran. 
El que calla su voz para caer bien. 
El que ayuda a todos para no enfrentarse a su propia mierda.

Ego, en versión vegana.

Más saludable, más presentable, pero ego al fin.

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Yo también tengo ego. 
Solo que decidí mostrarlo. 
No disfrazarlo de “algo socialmente aceptado”. 
No pintarlo de “soy correcto”.

Porque ser auténtico no es andar gritando tu verdad. 
Es no esconderse más detrás de la mentira que te mantiene a salvo.

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Por algo le dediqué un capítulo entero. 
Porque es el ego el que no nos deja ser reales. 
Es el ego el que prefiere que interpretes a un personaje antes que mostrarte sin escudos.

Y no se trata de matar al ego. 
Se trata de dejar de esconderlo detrás de virtudes falsas.

Ser auténtico no es gritar lo que pensás. Es dejar de actuar lo que no sos.

Si fueras mi cliente te diría esto:


El ego que se cree más es fácil de ver. El que se disfraza de bueno, no tanto. Pero también te limita, también te encierra. Tu libertad empieza cuando dejás de actuar lo que no sos, incluso si ese papel tiene aplausos.

¿Querés que esta semilla crezca?
Volvé al capítulo 2.
O volvé a vos.
Y sácate el disfraz, aunque te quede bien.